Sindéresis: la chispa del bien en tiempos de posverdad 1. Etimología de la palabra. La palabra sindéresis tiene un origen curioso. Viene del griego y, en los textos latinos medievales, apareció como synderesis o synteresis. Fue San Jerónimo quien habló de la scintilla conscientiae, la “chispa de la conciencia”, y a partir de ahí los filósofos escolásticos la entendieron como esa capacidad estable del ser humano para conservar los primeros principios morales. Para Tomás de Aquino, la sindéresis no es una facultad aparte, sino un hábito natural de la razón práctica: esa voz interior que siempre nos recuerda, de manera universal, que “el bien debe hacerse y el mal evitarse”. No resuelve dilemas concretos —ese es el trabajo de la conciencia—, pero sí es como el faro que ilumina el camino. Dicho de otra forma: si la ley moral es una brújula objetiva, la sindéresis es la chispa interior que nos permite leerla. 2. ¿Nacemos con ella o la aprendemos? Los grandes pensadores medievales lo tenían ...