Cuando el fin no justifica los medios: una mirada filosófica sobre la integridad en el trabajo
Imagina esta situación real: a una trabajadora le piden firmar un documento con fecha falsa, con el argumento de que así se evitará una sanción para su unidad. Es solo una firma, le dicen, un pequeño acto administrativo para “corregir” un descuido. ¿Qué debería hacer?
Aunque el escenario parece cotidiano, encierra un dilema ético profundo. Y la filosofía —con su insistencia en mirar más allá de las apariencias— puede ayudarnos a iluminar este tipo de decisiones, donde lo fácil parece correcto, pero lo correcto no siempre es fácil.
1. El deber por encima del resultado (Kant)
Para Immanuel Kant, la moral no se decide por las consecuencias, sino por el principio. Mentir —aunque sea para evitar una sanción— es inaceptable, porque transgrede el deber universal de veracidad. Si todos mintieran por conveniencia, el sistema legal y social colapsaría. Firmar con una fecha falsa es, en su esencia, una falsedad.
> "Obra de tal modo que puedas querer que la máxima de tu acción se torne ley universal."
La ética kantiana nos recuerda que la ley moral interior no admite excepciones cuando se trata de la verdad. La integridad es una regla, no una opción condicional.
2. La virtud se forja en los momentos difíciles (Aristóteles)
Aristóteles nos habla de la areté, la excelencia del carácter. Un acto virtuoso no es solo hacer lo correcto cuando es fácil, sino especialmente cuando es difícil. Firmar con fecha falsa no solo es deshonesto; es una falta de coraje moral y de prudencia.
> "El fin último del ser humano es la eudaimonía (florecimiento), alcanzada a través de la virtud."
Una organización que premia la mentira para protegerse no forma personas virtuosas, sino cómplices funcionales.
3. Consecuencias y costos (Mill)
Incluso desde el utilitarismo, que evalúa el bien en función del mayor beneficio, falsificar una fecha no es defendible. Puede resolver un problema hoy, pero normaliza la mentira, deja rastros, y socava la confianza institucional.
El riesgo reputacional, el precedente negativo, y el daño a la empleada que firma, pesan más que la aparente solución. A largo plazo, mentir cuesta más que decir la verdad.
4. ¿Lo aceptarías en público? (Habermas)
Jürgen Habermas plantea un principio claro: una acción es ética si puede ser defendida ante todos los afectados, en un diálogo libre y racional.
¿Se podría justificar públicamente que un área falsifique documentos para evitar sanciones? ¿Se aceptaría eso si saliera a la luz?
Cuando la ética necesita esconderse, ya ha dejado de ser ética.
5. Una cuestión de dignidad
Aceptar ese pedido convierte a la trabajadora en cómplice de una falta ética y posiblemente legal. Su firma se transforma en un acto de encubrimiento. Y el “bien” que se busca (evitar la sanción) no limpia el acto, lo ensucia más.
> "La integridad no necesita reglas. La falta de integridad las inventa todas." – Albert Camus
Cada vez que alguien se resiste a una presión así, aunque esté solo frente a muchos, está defendiendo algo más grande que una fecha: su dignidad, su nombre, su futuro.
Perú, 23 de abril de 2025.
Límberg Chero
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