Política Nacional de Ordenamiento Territorial al 2050: Lo bueno , lo malo y lo que se debería asegurar para asegurar su utilidad en el día a día
Política Nacional de Ordenamiento Territorial al 2050: Lo bueno , lo malo y lo que se debería asegurar para asegurar su utilidad en el día a día
Por: Limberg Chero.
La reciente aprobación de la Política Nacional de Ordenamiento Territorial (PNOT) al 2050 marca un hito en la planificación del espacio físico peruano. Ahora, el país cuenta con un marco estratégico orientado a integrar los esfuerzos previos en materia ambiental, social, económica y cultural.
La PNOT bebe de instrumentos como la Ley de Áreas Naturales Protegidas y el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, al tiempo que se articula con el Plan Estratégico de Desarrollo Nacional, para así proponer una visión de desarrollo sostenible a largo plazo.
No obstante, la política enfrenta una serie de desafíos estructurales que podrían limitar su impacto transformador. La complejidad territorial del Perú, sus marcadas disparidades regionales y la debilidad institucional constituyen factores críticos que, de no atenderse, podrían reducir esta ambiciosa propuesta a una mera declaración de intenciones.
Desafíos pendientes de la PNOT
1. Brechas de gobernanza territorial
La fragmentación institucional continúa minando la eficacia del ordenamiento territorial. La limitada capacidad técnica y financiera de los gobiernos subnacionales dificulta la implementación de la PNOT y se traduce en conflictos de competencias entre las distintas escalas estatales. Esta dispersión no solo retrasa proyectos de infraestructura y desarrollo, sino que también resta coherencia a las decisiones estratégicas.
2. Desigualdad territorial estructural
La política reconoce las disparidades regionales, pero adolece de mecanismos concretos para subsanarlas de forma inmediata. Regiones amazónicas como Loreto o Ucayali enfrentan vulnerabilidades históricas que limitan su integración al tejido nacional. Sin la corrección oportuna de las brechas en conectividad, acceso a servicios e infraestructura, el objetivo de un desarrollo más equilibrado permanece distante.
3. Conflictos socioambientales latentes
La superposición de intereses y la débil articulación entre actores públicos, privados y comunitarios agudizan tensiones sobre el uso del suelo y de los recursos naturales. El país arrastra un historial de conflictos mineros, disputas por tierras agrícolas y resistencias locales frente a proyectos de infraestructura. Aunque la PNOT reconoce este problema, se echa en falta una hoja de ruta más clara para prevenir y gestionar estas fricciones.
4. Instrumentalización dispersa
A pesar de sus aspiraciones integradoras, el andamiaje normativo nacional continúa fragmentado en planes sectoriales y reglamentaciones inconexas. Esta situación genera duplicidades, complica la toma de decisiones y desincentiva las inversiones privadas. Sin un esfuerzo real de convergencia y simplificación del marco regulatorio, la efectividad de la PNOT se verá menguada.
Avances destacables: El aporte de la PNOT al 2050
Pese a estos obstáculos, la PNOT introduce elementos valiosos que, de concretarse, podrían marcar un punto de inflexión en la forma de concebir el territorio y su desarrollo.
1. Visión multisectorial e integral
La PNOT articula dimensiones económicas, sociales, ambientales y culturales, evitando las miradas parciales que históricamente han predominado. Este enfoque integral privilegia la sostenibilidad ambiental y la interculturalidad, lo que a su vez puede minimizar externalidades negativas, fortalecer la resiliencia económica e incorporar la diversidad cultural como un activo estratégico.
2. Decisiones basadas en evidencia
La incorporación de sistemas de información territorial y geoespacial promete reducir la toma de decisiones a ciegas. Al integrar datos científicos con el conocimiento local y ancestral, será posible priorizar las inversiones públicas y privadas en función de las necesidades reales y las potencialidades de cada territorio, optimizando así los recursos disponibles.
3. Seguridad territorial frente al cambio climático
La PNOT reconoce la alta vulnerabilidad del Perú ante el cambio climático y sugiere medidas concretas para mitigar riesgos, proteger ecosistemas clave y asegurar la continuidad de las actividades económicas. La resiliencia socioambiental se consolida así como un eje central, abarcando tanto las zonas rurales como las áreas urbanas.
4. Fortalecimiento institucional y coordinación intergubernamental
La política plantea lineamientos para mejorar la coordinación entre las distintas escalas de gobierno, creando un sistema funcional de ordenamiento territorial. Al alinear las prioridades nacionales, regionales y locales, se busca reducir la fragmentación administrativa y las inconsistencias normativas.
5. Promoción de la equidad territorial
El concepto de "territorios con visión común" procura equilibrar las oportunidades y recursos entre regiones con distintos niveles de desarrollo. De esta manera, se pretende cerrar brechas históricas que separan a Lima —ciudad altamente competitiva y centralizada— de regiones como Huancavelica, que enfrentan limitaciones estructurales.
Recomendaciones económicas para el éxito de la PNOT
Para que la PNOT trascienda la retórica, resulta imperativo activar palancas económicas que impulsen su efectividad.
1. Acciones inmediatas y focalizadas: Además de la planificación de largo plazo, se requieren intervenciones tácticas a corto plazo, capaces de desactivar conflictos socioambientales urgentes y de mejorar la infraestructura básica en las zonas más rezagadas.
2. Capacitación y fortalecimiento institucional subnacional: Dotar a los gobiernos regionales y locales de recursos técnicos, humanos y financieros es esencial. Alianzas público-privadas y programas de formación pueden cerrar la brecha de capacidades, generando un entorno más propicio para la implementación de la PNOT.
3. Monitoreo, evaluación y transparencia: Un sistema robusto de indicadores y métricas permitirá verificar el cumplimiento de metas, asegurar la coherencia con los objetivos estratégicos y mantener informada a la ciudadanía, reforzando la legitimidad de las intervenciones.
4. Participación del sector privado y la sociedad civil: Involucrar a estos actores es fundamental para asegurar la sostenibilidad de las inversiones y el arraigo comunitario de los proyectos. Incentivar la participación ciudadana y fomentar iniciativas empresariales responsables reforzará la dimensión económica de la política.
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