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Cumplimiento y el riesgo latente del "Cumplo y Miento".


 

Cumplimiento y el riesgo latente del "Cumplo y Miento".

Cumplir con los requisitos, cumplir con las normas, cumplir con las expectativas. El concepto de cumplimiento ha sido un pilar fundamental en la estructura organizativa y social durante siglos. Pero, ¿qué sucede cuando el acto de cumplir se convierte en una mera formalidad? ¿Realmente se produce un cambio, o simplemente estamos marcando casillas?

Cumplir es necesario, pero no suficiente. El verdadero desafío está en asegurarse que el cumplimiento no se convierta en un sustituto de lo que queremos: Entidades más íntegras. En este sentido, la pregunta que debemos hacernos cada día no es sólo si estamos cumpliendo, sino si estamos cambiando y mejorando como resultado de ese cumplimiento. Solo entonces podremos afirmar con seguridad que hemos hecho más que cumplir, hemos transformado.

Por Límberg Chero.

El Espejismo del Cumplimiento

El cumplimiento de normas y regulaciones es esencial para mantener un orden y garantizar un mínimo de comportamiento esperado en cualquier sistema, ya sea legal, empresarial o social. Sin embargo, cuando el enfoque se centra únicamente en "cumplir" para evitar sanciones o dar una imagen de conformidad, se corre el riesgo de caer en una trampa: la de cumplir sin transformar. Es en este contexto donde el juego de palabras "cumplo y miento" cobra relevancia.

Cumplir sin Cambiar

El cumplimiento formal puede convertirse en un escudo que protege a las organizaciones y a los individuos de las críticas externas, mientras que internamente no se produce un verdadero cambio. En muchos casos, se implementan políticas y procedimientos que cumplen con los estándares, pero que no necesariamente reflejan un compromiso genuino con los valores que se supone que esos estándares promueven.

Esto plantea una pregunta crucial: ¿es el cumplimiento por sí solo suficiente para garantizar la integridad y la ética en una organización o en la sociedad? ¿O estamos simplemente elevando una barrera tras otra, sin cuestionar si esas barreras están en el lugar correcto o si realmente promueven el cambio que deseamos?

El Dilema de la Valla

En un mundo donde las reglas y los estándares son constantemente actualizados, se podría argumentar que este proceso de elevar la valla es una forma de evolucionar. Sin embargo, esto también puede llevar a una mentalidad de "cumplo con lo mínimo necesario", donde el verdadero propósito de las normas se pierde en la carrera por mantenerse al día.

La pregunta entonces no es si debemos seguir subiendo la valla, sino si estamos subiéndola de manera que realmente impulse un cambio significativo. ¿Es posible que, al enfocarnos tanto en cumplir, estemos perdiendo de vista el objetivo más amplio de mejorar la ética y la integridad en nuestras acciones?

Más Allá del Cumplimiento

La clave para ir más allá del simple cumplimiento es integrar los valores éticos en el núcleo de nuestras acciones y decisiones. Esto requiere un enfoque más holístico, donde el cumplimiento no sea solo una meta, sino una consecuencia natural de una cultura organizacional o social que valora y promueve la integridad.

Esto implica un cambio de paradigma: desde cumplir con lo que se espera, hacia actuar conforme a lo que es correcto. Y este cambio solo es posible si dejamos de ver el cumplimiento como el fin y lo vemos como un medio para alcanzar un objetivo más elevado.

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