Valor público
y desarrollo sostenible.
Una mirada post pandemia.
Por Limberg Chero Senmache
INTRODUCCIÓN
El valor público remite a los esfuerzos que, en
teoría, vienen realizando la alta dirección y las autoridades electas (y
algunos servidores) de los gobiernos de varios países (entendidos en bloque
como “sector público”) para encontrar de una “mejor” manera aquello que,
en el papel, demandan los ciudadanos de su Estado, pudiendo ser o la
expectativa que ellos tienen o la real demanda concreta aflorante a
causa de una falla en un momento determinado y que más que respondida por el
gobierno en un primer momento, es evidenciada la no respuesta por la prensa o
por un protesta espontánea. Sin salirse de este foco de acción, el marco sobre
el cual tienen que desarrollarse las actividades desde el sector público pasan
hoy en día por consensos globales sobre la forma en que se entiende “aquello
que se demanda” y que pasa por conceptos como desarrollo, en el sentido amplio
y no “economicista” de la palabra y, además, por acuerdos tácitos (y no tan
evidentes) en este momento de la civilización, en el cual queda claro que el
largo plazo de nuestra existencia cómoda en el planeta está en juego.
VALOR PÚBLICO: No hemos incorporado explícitamente variables clave.
Queda claro que el valor público es un
concepto ya desarrollado (Moore, 1995), y que pone en el centro del concepto al
ciudadano, pues de él emerge la necesidad y a él se le responde con la acción
del sector público, y además, se sobre entiende y se exige, que esta condición
obligue a que se retroalimente a las acciones futuras con su nivel satisfacción
percibido (luego de implementar el cambio). Este concepto, desde mi punto de
vista, es una buena forma de justificar acciones (y acaso de interpretaciones de medidas de Modernización, sólo aparentes?), y no necesariamente mejores
estadíos de tranquilidad futura de los ciudadanos. Y eso es un problema. Este
problema emerge cuando se contrasta el discurso académico sobre “valor público”
y la realidad de la satisfacción del ciudadano. Por ejemplo, y para empezar muy
“arriba”, hay justificaciones de todo tipo para emplear políticas de libre tipo
de cambio y también para justificar la flotación sucia. Ambos conceptos
resisten ciertos niveles de aprobación popular y su correspondiente respaldo
académico, sustentado en evidencia. Del mismo modo se puede hablar por ejemplo
de la promoción de los negocios en un marco de libre competencia y la
regulación de los monopolios, pero ciertamente tenemos resultados diferentes
cuando se ven la forma en que se aplican en China, en la zona Euro y en EE.UU.
La libertad, en el sentido de Sen (2006) ciertamente tiene un rol importante
para filtrar casos como China respecto de Occidente, pero ciertamente no
podemos dejar de mencionar que en el entorno chino están convencidos que
responden a sus ciudadanos a través del partido, como manifiesta Xi Jinping
(2017). En este sentido, el “poner al mando” a la demanda ciudadana, tamizada
en occidente por su idea de bien superior respaldado en evidencia y en oriente,
por el logro de las metas que muestran evidencia, son al fin de cuentas saltos
de fe humana respaldados en columnas de subjetividad que no tiene diferencia
alguna si representan a cientos o a millones de personas, si no que están en
función de la capacidad que estas tengan para conocer el bien superior o la
ruta hacia un mejor estadio, y eso no pasa por mejores condiciones futuras
ciertas, ni necesariamente consensuadas, y menos sostenibles con el medio
ambiente, sino que pasan por los niveles de información y calidad de
interpretación de la realidad[1].
DESARROLLO SOSTENIBLE DEL SIGLO XXI: No entendemos el modelo.
En el siglo XX el mundo organizado en la ONU
trató de guiar su desarrollo tomando en consideración el medio ambiente y la
tácita responsabilidad sobre el planeta y las condiciones que afrontarán
nuestros tataranietos. Especilaistas visualizaron el bien mayor y las medidas
necesarias para hacer sostenible la vida en un planeta con cada vez seres
humanos en zonas urbanas y empresas generando residuos a niveles nunca antes
vistos. El sector público hizo lo que pudo bajo el marco de los acuerdos de los
Estados, pero nunca se cumplieron. El verdadero poder de la economía no lo
determina el sector público, porque su presupuesto depende de las
transferencias de los productores formales, es decir, siempre es un porcentaje
del PBI. Si no se entiende que la regulación emanada del poder del pueblo es
efectivamente legítima, pero insuficiente para generar un cambio en quien
genera los ingresos y que tiene una agenda guiada por su sostenibilidad
particular, no por la sostenibilidad general, entonces no hemos entendido el
quid del asunto: se trata de incorporar en el juego el self-interest global sin
menoscabar la reputación del estado ante los ciudadanos, quienes no ven al
sector privado y sus prerrogativas, pero que sí ven al sector público y su poca
y lenta respuesta.
EGOÍSMO (SELF-INTEREST) COMO MOTOR DEL DESARROLLO: el verdadero cambio
está por empezar.
Planteadas las
observaciones al modelo de valor público globalizado y al verdadero poder del
sector público, pareciera que el escenario está más oscuro que nunca y que no
tenemos salida. Sin embargo, manifiesto decididamente lo contrario. En primer
lugar la lucha nunca fue cuestión de gigantes, es decir no fue un tema de
Estados aglutinadores de voluntades o de Sector Público y privado. Siempre fue
una lucha micro, una lucha de actitudes personales que hace que hoy día
tengamos magnates que se compran el pleito y buscan soluciones concretas que no
van a llegar de quienes hoy pagan la nómina. Así por ejemplo, ya vemos autos
eléctricos financiados a grandes costos por gente que puede pagarlos para dar
paso crear economías de escala para autos más baratos para más gente (Tesla,
2002), y empezamos a ver farmacias con nuevo modelo de negocio: no buscan el
lucro de acumulación, si no la salud del paciente con pocos ingresos. En suma,
el valor público es un buen norte para un buen funcionario público pero no
necesariamente es el norte para lograr Resultados e Impactos, en donde el
cambio a un bien mayor (desarrollo) y que sea sostenible es posible, pero hay
que hablar con los que cortan el pescado.
REFERENCIAS.
American Psychological Association. (2009). Publication
manual of the American Psychological Association (6th ed.). Washington,
DC.
Cuban,
Marc (2022). Noticia sobre sus
declaraciones respecto de su modelo de negocio. Recuperado el 26 de junio
de 2022, de: https://www.mediotiempo.com/basquetbol/nba/mark-cuban-lanza-farmacia-online-con-precios-accesibles-para-medicinas-que-salvan-vidas
Moore,
Mark (1998). Gestión estratégica y creación de valor en el sector público.
1ªedición, Editorial Paidós Ibérica. España. Versión en castellano de libro
original de 1995.
Moore,
Mark (2006). Creando valor público a través de asociaciones público-privadas. Traducido
del inglés por Sonia Sescovich. Título original: “Creating Public Value through
Private/Public Partnerships. CLAD Reforma y Democracia. Documento preparado
para el X Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la
Administración Pública, celebrado en Santiago, Chile, del 18 al 21 de octubre
de 2005. raducido del inglés por Sonia Sescovich. Título original: “Creating
Public Value through Private/Public Partnerships”. Recuperado el 26 de junio de
2022, de: https://www.redalyc.org/pdf/3575/357533666001.pdf
Sen,
Amartya (2000). El desarrollo como libertad. Gaceta Ecológica,
(55),14-20.[fecha de Consulta 26 de Junio de 2022]. ISSN: 1405-2849. Recuperado
el 26 de junio de 2022, de: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=53905501
Tesla motors (2022). Noticia sobre su modelo de
negocio. Recuperado el 26 de junio de 2022, de: https://www.tesla.com/en_IE/support/sustainability-recycling
[1] En el Perú he tenido la oportunidad de
participar en varios procesos de presupuesto participativo desde 2005, y los
pedidos más abundantes eran de obras suntuarias como canchitas deportivas o
veredas, por encima de conexiones intradomiciliarias de agua o alumbrado
público. La razón que luego esgrimían era que no podían cosas complejas porque
no confiaban en la capacidad de sus autoridades.
El valor público, como lo indica su nombre es VALOR, depende de decisión, actitud y aptitud y conocimiento de Gestión en este caso PUBLICA, lamentable que quienes asumen cargos gerenciales desconocen totalmente esos temas, de ahí la cadena de desconocimiento en procesos; fracaso total.
ResponderEliminarEl desarrollo de este curso por GFP Subnacional, permita fortalecer capacidades y tenga un efecto multiplicador en los colaboradores .
El valor público en cada servicio público que se brinde debe dar confianza al ciudadano, no solo se trata de cobertura sino de la calidad del servicio, y para llegar a satisfacer al ciudadano brindando bienestar es necesario que los procesos sean estandarizados, optimizando el recurso humano para mejorar no solo en eficiencia sino también en productividad.
ResponderEliminarGracias al curso por permitirme fortalecer mis capacidades como servidor público.